Iberia, que opera desde el principal aeropuerto de España en Madrid y representa nada menos que el 65% de los movimientos que se registran en el mismo.
Esta empresa contribuye pues de forma decisiva a la actividad de Barajas, otra empresa emblemática de la economía madrileña que aporta el 13 por ciento de la riqueza de la Comunidad y 120.000 empleos directos, que alcanzan los 170.000 si tenemos en cuenta también los indirectos.
Desde su privatización a principios de esta década, Iberia ha contado con un núcleo estable de accionistas formado por diversas empresas españolas que en su momento decidieron apostar por el desarrollo de un ambicioso proyecto industrial. Este, aunque generó algunas dudas en su momento, ha demostrado con los buenos resultados de ejecución del Plan Director aprobado en 2005, que Iberia es hoy una empresa competitiva en costes y bastante atractiva para potenciales inversores.
A ello precisamente obedecen los diferentes anuncios de opas y operaciones que se han venido sucediendo en los mercados. Desde el principio todo apuntaba a que sería British Airways, el socio mayoritario de Iberia desde hace 8 años junto con Caja Madrid quien materializaría su compromiso con la empresa. Sin embargo, hemos comprobado por el momento, que ha primado más su valoración de mantener su hegemonía sobre el mercado norteamericano que el potencial del proyecto ibérico.
Este retraimiento del socio británico es lo que ha animado a otro de sus accionistas consolidados, Caja Madrid, a asumir un mayor compromiso con la empresa basado en unas las expectativas generadas por sus buenos resultados, su presencia incuestionable en los mercados internacionales, especialmente en Latinoamérica, y las excelentes perspectivas de futuras alianzas estratégicas.
Todos estos argumentos empresariales de peso, junto a la favorable situación financiera de Caja Madrid, son los que seguramente han decantado la balanza en esta apuesta empresarial no exenta tampoco de riesgos pero sí con suficiente atractivo y desde luego con futuro.
Un gran aeropuerto
Los empresarios madrileños son plenamente conscientes de la importancia de que Iberia mantenga y amplíe su actividad en el Aeropuerto de Barajas que, tras la reciente ampliación, está llamado a convertirse en breve en el tercer aeropuerto de Europa y en uno de los principales hubs de transporte aéreo no sólo entre Europa y Latinoamérica, sino como pieza básica del modelo de conectividad en red que permite, por ejemplo, conectar las principales capitales iberoamericanas con todo el territorio español y con otros tantos destinos europeos.
No parece el momento, después de los sobresaltos de recientes operaciones empresariales, de poner chinas a proyectos industriales de futuro. Y mucho menos cuando éstas pueden afectar a un sector tan importante en España como es el turismo.
Es preciso pues reclamar la libertad de los accionistas a decidir sobre el futuro de la empresa y apoyar la mejor solución para conseguir que Iberia sea una referencia nacional e internacional en el difícil y competitivo mercado del transporte aéreo.
Y si eso se puede conseguir con empresas españolas, con un marco jurídico claro y transparente y con respeto a las decisiones empresariales y de los accionistas, mejor que mejor.
Fuente : Expansión.
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