La Federación Española de Exportadores teme que puedan incrementarse los costes.
El presidente de Estados Unidos, George W. Bush, ha creado un grupo de trabajo, formado por representantes de los departamentos gubernamentales de Agricultura y Comercio, entre otros, con el objetivo de analizar el modo de incrementar los controles sobre las importaciones de alimentos. El planteamiento de las autoridades estadounidenses afecta de lleno a productos como las clementinas valencianas que, pese a los problemas de este año motivados por la depreciación del dólar frente al euro, han encontrado en EE UU un destino interesante, así como a otras frutas y hortalizas de origen español o a artículos como el jamón, que ya cuenta con el permiso necesario para entrar en el mercado de Estados Unidos.
El citado grupo de trabajo estudia la posibilidad de incluir nuevas tecnologías en la vigilancia de los alimentos importados y, sobre todo, contempla aumentar el número de inspectores, una circunstancia que a buen seguro encarecería el proceso comercial, si bien todavía no se ha decidido si ese sobrecoste correría a cargo de la empresa importadora o de la firma exportadora. En cualquier caso, la Administración estadounidense parece dispuesta a llevar a cabo este propósito porque aduce que se ha producida una caída de la confianza de sus consumidores en la seguridad alimentaria. Una encuesta, de hecho, revela que sólo el 66% de los ciudadanos de aquel país estima que la comida que compra en los supermercados es segura.
Finalmente asociaciones como Fepex (Feceración Española de Productores y Exportadores hortofrutícolas) no ocultan su preocupación porque entienden que estas nuevas medidas pueden aumentar más aún los costes y requisitos que ya afrontan los exportadores, tal como ya ocurrió con la Ley de Bioterrorismo de EE UU y con otras trabas. De hecho, entre 2000 y 2006 los envíos hortofruticolas españoles rumbo a Estados Unidos han descendido un 29,5%.
Fuente : S. Carbó / www.levante-emv.com
El presidente de Estados Unidos, George W. Bush, ha creado un grupo de trabajo, formado por representantes de los departamentos gubernamentales de Agricultura y Comercio, entre otros, con el objetivo de analizar el modo de incrementar los controles sobre las importaciones de alimentos. El planteamiento de las autoridades estadounidenses afecta de lleno a productos como las clementinas valencianas que, pese a los problemas de este año motivados por la depreciación del dólar frente al euro, han encontrado en EE UU un destino interesante, así como a otras frutas y hortalizas de origen español o a artículos como el jamón, que ya cuenta con el permiso necesario para entrar en el mercado de Estados Unidos.
El citado grupo de trabajo estudia la posibilidad de incluir nuevas tecnologías en la vigilancia de los alimentos importados y, sobre todo, contempla aumentar el número de inspectores, una circunstancia que a buen seguro encarecería el proceso comercial, si bien todavía no se ha decidido si ese sobrecoste correría a cargo de la empresa importadora o de la firma exportadora. En cualquier caso, la Administración estadounidense parece dispuesta a llevar a cabo este propósito porque aduce que se ha producida una caída de la confianza de sus consumidores en la seguridad alimentaria. Una encuesta, de hecho, revela que sólo el 66% de los ciudadanos de aquel país estima que la comida que compra en los supermercados es segura.
Finalmente asociaciones como Fepex (Feceración Española de Productores y Exportadores hortofrutícolas) no ocultan su preocupación porque entienden que estas nuevas medidas pueden aumentar más aún los costes y requisitos que ya afrontan los exportadores, tal como ya ocurrió con la Ley de Bioterrorismo de EE UU y con otras trabas. De hecho, entre 2000 y 2006 los envíos hortofruticolas españoles rumbo a Estados Unidos han descendido un 29,5%.
Fuente : S. Carbó / www.levante-emv.com
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